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La evaluación formativa

La evaluación formativa

La retroalimentación o el feedback sistemático, pertinente y oportuno, a partir de las necesidades y potencialidades de aprendizaje de los estudiantes, donde el error y la dificultad se constituyen en oportunidades únicas para aprender y escalar con mejores recursos en el desarrollo y el despliegue de las competencias, se constituye en la mejor herramienta de la evaluación formativa en las manos de un docente reflexivo, activo, facilitador y mediador en la sesión de aprendizajes situados.

Hernán Becerra Salazar
Director Ejecutivo de EDUCADIA

La evaluación formativa de aprendizajes puede tomarse como una poderosa herramienta para el desarrollo de competencias de los estudiantes. Para ello, nosotros los docentes debemos utilizarla como un instrumento pedagógico, a través del cual observemos sistemática y permanentemente cómo se desarrollan los aprendizajes. Y es en este proceso de seguimiento continuo cuando debemos poner en práctica la reflexión aguda, el análisis de las causas y las diversas situaciones que influyen en el rendimiento académico, con el fin de actuar de manera oportuna y pertinente a lo largo de todo el proceso didáctico.

Esta acción o intervención continua implica un acompañamiento estratégico a los estudiantes, lo cual presupone la conformación de equipos de trabajo participativo y cooperativo, y de delegación de responsabilidades al interior de estos para que la evaluación sea efectiva en tanto todos aprenden de todos a partir de la identificación de necesidades, dificultades y potencialidades de aprendizaje; así como un medio eficaz en tanto los estudiantes son agentes directos de su propia regulación, corrección y mejora: antes, durante y después de la sesión de aprendizaje.

En esa lógica, en la que los estudiantes son los verdaderos protagonistas de qué deben aprender, cómo deben hacerlo y cuán bien y hasta dónde deben realizarlo y evidenciarlo —contrario a pensar en cuánto se sacaron u obtuvieron como nota—; la evaluación, en las manos de un docente mediador (porque media entre el objeto de aprendizaje y el sujeto de aprendizaje, ya que genera preguntas retadoras para que el estudiante piense sobre su actuación y regule su proceso encaminado a desarrollar la competencia), además de ser docente facilitador (porque facilita los recursos cognitivos y medios materiales para aprender), surge la evaluación formativa como medio situado en la acción didáctica para revertir las dificultades y fortalecer los logros, en otras palabras, para mejorar el desempeño académico.

El Currículo Nacional (CN) de la Educación Básica (EB) asume y define la evaluación formativa de los aprendizajes “… como un proceso sistemático en el que se recoge y valora información relevante acerca del nivel de desarrollo de las competencias en cada estudiante, con el fin de contribuir oportunamente a mejorar su aprendizaje.” (CN, 2017).

En efecto, el docente que evalúa formativamente utiliza los datos como alertas que aparecen mientras los estudiantes realizan las actividades de la sesión de aprendizaje. Esta información da luces de cómo, cuan bien y hasta dónde aprenden los estudiantes, ya que se convierten en evidencias de los logros, dificultades y necesidades de aprendizaje que permitirán intervenir de manera focalizada para mejorar los procesos sobre la marcha, ya que no se trata de esperar que termine la sesión para hacerlo; de lo contrario se estaría haciendo evaluación sumativa y de producto o resultado final cuando ya no hay mucho o nada que mejorar en relación con los desempeños de los estudiantes.

Las claves de la evaluación formativa son la observación, la anticipación, la provisión y la regulación que debe realizar el docente de modo oportuno, continuo y sistemático, tal como se refiere a continuación:

  • Observación. Porque debe ser una práctica constante, sostenida y sistemática, mediante la cual se focalice, por ampliación o reducción, a modo de zoom, el desempeño de los estudiantes, sobre todo, en el momento en que se ejecutan los procedimientos para llevar a cabo la tarea o la actividad de aprendizaje. Observar en el contexto de la evaluación formativa es desentrañar la forma como aprenden los estudiantes para analizar las causas de sus dificultades y necesidades para realizar la tarea, el ejercicio, la actividad, resolver el problema, construir o elaborar la respuesta o responder la pregunta, de manera que detectemos el error formativamente con el estudiante para que él mismo lo corrija y remedie mediante estrategias de resolución que surgen en la interacción docente-estudiante.
  • Anticipación. Porque el docente debe adelantarse en detectar las dificultades de aprendizaje para ayudar y prestar apoyo inmediato al estudiante a través de pistas o luces que lo ayuden a darse cuenta de los procedimientos que realiza, de modo que este pueda tomar conciencia sobre la calidad de sus aprendizajes y pueda remediar a tiempo con el acompañamiento y la retroalimentación oportuna del docente. La anticipación es un recurso clave para disminuir el impacto de las dificultades y necesidades en el desempeño de los estudiantes, ya que previene, mediante la interacción con el estudiante, a través de preguntas clave, tales como:

    – ¿Cómo lo hiciste?
    – ¿Por qué te salió ese resultado?
    – ¿Si lo intentas o lo haces de otra manera
    – ¿De qué otro modo lo puedes hacer?
    – ¿Para qué colocaste esa palabra?
    – ¿Cómo así representa la idea que quieres transmitir?
    – ¿Si cambias esto qué resultaría?
    – ¿Parece que faltan o sobran datos o una idea?
    – ¿Consideraste todos los elementos? Explica
    – ¿Era necesario considerar todos los elementos? Explica.